Tu madre grita que perderás el autobús. Ella lo puede ver
acercarse por la calle. Tú no te detienes a abrazarla y a decirle que la amas.
No le agradeces por ser una buena madre, amable y paciente. Por supuesto que
no, bajas por las escaleras y sales corriendo hacia la esquina. Solo si se
tratara de la última vez que vieras a tu madre, te gustaría haberte detenido y
hacer esas cosas. Tal vez incluso, perder el autobús. Pero el bus bajó por
nuestra calle, así que corrí.
Me lo llevo!
Me lo llevo!
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